Para celebrar la primavera, cuando por estos lares los campos se visten del amarillo de la colza (ya se sabe en abril, amarillos mil ) y de paso, aprovechando que el Pisuerga pasa por Vallladolid, recupero un microrrelato que andaba por ahí medio perdido y al que le tengo especial cariño. Cuando lo pusé en Instagram, apunté que tenía en la mente (y en el corazoncito) a mi buen amigo, Fran Figueiral y hoy meses después siento lo mismo :-)
Sueños, dulces y algarabía