Cuánto tiempo sin pasar por aquí, sin bloguear. Curioso lo del tiempo que a veces es como el viento y otras se enreda en los engranajes de los relojes y camina a paso de tortuga. Echaba de menos el escribir sin pretensiones, lo que vaya saliendo, sin tanto corregir, porque cuando tienes intención de publicar lo que escribes, mejor dicho, que alguien te haga caso, lease una editorial, un concurso o una revista literaria, la cosa se complica y hay que temner mucha paciencia. El tiempo, volvemos a lo mismo se vuelve una masa viscosa como en aquellos relojes de Dalí, de La persistencia de la memoria . Más que de memoria, de la que no voy muy sobrado, lo que yo vengo a constatar es la paciencia , la que hay que tener cuando eres un don nadie y quieres gritarle al mundo que escribes y que no lo haces demasiado mal, modestia aparte. Acaba uno mirando el correo varias veces al día y nada, no hay más que promociones y demás mierdas. Los plazos de los cuncursos son interminables, las respuesta
Este espacio está abierto a tu participación. Si tienes algo que contar, si te gusta escribir, reflexionar... Sólo te puedo decir una cosa: Ánimo, valiente. Siéntete como en casa, pasa y acomódate, si sólo quieres echar un vistazo, te digo lo mismo, la puerta esta abierta.
Este lugar también es un modesto arroyo con vocación por fluir, como no podía ser de otra manera, que quiere ser cruce de caminos.
Un blog cuando ya casi nadie escribe blogs, una bitácora en este 2021 que quiere dejar atrás la pandemia. Una pequeña luz alumbrando en el camino.
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