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En 1959 la poeta argentina escribio en su diario: "recién termine de leer Un cuarto propio (Una habitación propia, en la traducción castiza) de Virginia Woolf [...] VW es sencillamente adorable. Pero la siento un poco vieja, como del siglo pasado. Estuve pensando sobre las 500 libras al año y el cuarto propio. Yo tengo un cuarto propio, no tengo dificultades economicas apremiantes, gozo de libertad para ir a donde yo quiera. No obstante, soy el ser menos libre."
Y es que en la sencilla ecuación que planteaba la Woolf, faltaba al menos un término: la salud mental. y para que esta esté dentro de unos parametros aceptables son necesarios recursos que aún ahora no son suficientes,, imaginemonos como serían en tiempos de Virginia, aún siendo ella miembro de una familia perteneciente a la clase alta londinense.
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