Has dormido fatal, te plantas las gafas de sol y sales a la calle como un zombi, sin pensarlo demasiado. Hay que trabajar. Te saludan, “hola, ¿qué tal estas?” “Bien” respondes y sigues con lo tuyo. ¿Por qué no decir la verdad? Porque no decir que has pasado una noche de mierda, que te duele todo el cuerpo y que no sabes como vas a terminar el día. Nos cuesta tanto ser sinceros, mostrar nuestras debilidades, sufrimos una especie de imposición social a través de la cual, parece que siempre hay que estar bien y que no se nos permite estar mal. Siempre tenemos que estar alegres y sonrientes o al menos aparentarlo, en las redes sociales todo esto se amplifica, salvo honrosas excepciones, Instagram es un catálogo de felicidad vacía, de falso éxito, de pavos reales desplegando todos sus encantos. Se me ocurre que en estos tiempos en lo que todo se compra y se vende, más que comunicarnos, muchas veces, nos vendemos. Dicen que los amigos son aquellos que te preguntan “¿qué tal estás?” y es...
Despierto temprano y desayuno con una buena noticia, no puedo evitar pensar en mis profes del taller que estarán aún en brazos de Morfeo. Dormidos pero pletoricos, al fin su proyecto va viendo la luz. Leo en el diario : "En la vigilia del centenario de su nacimiento, presentaron en Cuatro Elementos el espectáculo “Geografías de una escritura” , una propuesta multimedial que incluyó intervenciones teatrales, una exposición teórica y la proyección de un fragmento del documental que codirigen: “ A Haroldo Conti no lo conozco ”." Ayer se cumplieron 100 años de su nacimiento, Conti fue un grande, un genio. Como tantos otros tuvo una vida bien azarosa que Taborda y Teno están llevando a las pantallas de una forma magistral. ¡No se lo pierdan, en breve estará disponible!