Has dormido fatal, te plantas las gafas de sol y sales a la calle como un zombi, sin pensarlo demasiado. Hay que trabajar. Te saludan, “hola, ¿qué tal estas?” “Bien” respondes y sigues con lo tuyo. ¿Por qué no decir la verdad? Porque no decir que has pasado una noche de mierda, que te duele todo el cuerpo y que no sabes como vas a terminar el día. Nos cuesta tanto ser sinceros, mostrar nuestras debilidades, sufrimos una especie de imposición social a través de la cual, parece que siempre hay que estar bien y que no se nos permite estar mal. Siempre tenemos que estar alegres y sonrientes o al menos aparentarlo, en las redes sociales todo esto se amplifica, salvo honrosas excepciones, Instagram es un catálogo de felicidad vacía, de falso éxito, de pavos reales desplegando todos sus encantos. Se me ocurre que en estos tiempos en lo que todo se compra y se vende, más que comunicarnos, muchas veces, nos vendemos. Dicen que los amigos son aquellos que te preguntan “¿qué tal estás?” y es...
Like an angel se gestó hace un par de veranos en días un tanto convulsos para mí, el embrión de este relato fue madurando durante un ingreso en la unidad de agudos de psiquiatría del HULP , vamos en el Hospital La Paz de toda la vida. Andaba recuperándome de un episodio depresivo especialmente intenso relacionado con mi bipolaridad . Mientras caminaba pasillo arriba, pasillo abajo, no había mucho más que hacer, me dedicaba a observar a mis compañeros, al personal sanitario, a los celadores... En definitiva, a toda la fauna que pulula por este microhábitat tan reducido. Cabe destacar, como simple detalle, que las puertas de la unidad están siempre cerradas, para entrar te tienen que dar paso desde el control de enfermería y lo más parecido a una zona común donde sociabilizar es el comedor polivalente y el mencionado pasillo. Nada de espacios al aire libre. Pese a estas carencias, el trato con el personal sanitario, en especial con las enfermeras han conseguido que recuerde es...