En días pasados tuve la curiosa sensación de estar suplantando a
alguien, de que empezaba a ocupar un lugar que no me correspondía. La impresión de ser un fraude incluso antes de que
se materializase el supuesto logro, del que además no conocía su
alcance, que es bien pequeño, sería algo
así como un síndrome del impostor (preventivo.) Este fenómeno
fue identificado curiosamente en 1978, mi año de nacimiento, se cree
que afecta más a las mujeres, porque ellas sentían que tenían que
demostrar mucho más que el resto de los hombres para ser tomadas en
cuenta.
Es una sensación extraña, que puede llegar a resultar divertida. Dejándose llevar sería como sentirse actor y afanarte en una vida que no te corresponde pero que es más interesante. Pero, cuando la cosa se pone sería, puede provocar ansiedad, robar mucho tiempo en la búsqueda de la perfección... Curiosamente los comportamientos que exhiben los "impostores" en un intento de compensar sus dudas sobre sí mismos pueden hacerlos mejores en su trabajo.
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