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Pizarnik y la habitación propia

Pizarnik Los diarios de Alejandra Pizarnik son alucinantes, entre otras mil cuestiones nos muestran como una de las mentes más lucidas del siglo XX sufría entre fármacos y diagnosticos imprerfectos. Cristina Peña, una de sus biografas, afirma que:  "Pizarnik tomaba pastillas para todo, para dormir, para despertarse. A partir de cierto momento de su vida, ella es un coctel viviente y, evidentemente, hay un deterioro que se va profundizando." En 1959 la poeta argentina escribio en su diario: " recién termine de leer Un cuarto propio ( Una habitación propia , en la traducción castiza) de Virginia Woolf [...] VW es sencillamente adorable. Pero la siento un poco vieja, como del siglo pasado. Estuve pensando sobre las 500 libras al año y el cuarto propio. Yo tengo un cuarto propio, no tengo dificultades economicas apremiantes, gozo de libertad para ir a donde yo quiera. No obstante, soy el ser menos libre. " Y es que en la sencilla ecuación que planteaba la Woolf, faltab

Procrastina (que algo queda)

Fran, un amigo, compañero y referente.

Ya lo decía mi madre, procrastina que algo queda y yo soy muy obediente.

Me gusta acostarme pronto y madrugar. Amanecer antes de que salga el sol, escuchar el canto del gallo con el café calentito y ponerme a escribir. A veces en un cuaderno, otras en el teclado enano de este Mac que aun me impone, con este monitor extraplano tan desorbitado, tan enorme. Me parece que lo mío es chiquito, más de pantalla de celular.

En lugar de aprovechar el poco tiempo que tengo y que le robo a la almohada para avanzar con el taller y sus consignas, suelo enredarme escribiendo cosas random en redes sociales, en el Club de MNE o en cuadernos para mi. Incluso en el mismo móvil, de forma bien extraña me resulta cómodo escribir en el smartphone.

Si se fijan muchas de las cosas que mencione en los párrafos anteriores vienen del otro lado del Atlántico, de Argentina básicamente. Nunca di el salto, al menos en el mundo tangible, constatable, en lo que llamamos realidad. Pero virtualmente lo hice, al menos, un millón de veces, también en sueños. Me voy por las ramas, es tan placentero ser ardilla, ardilla roja, por supuesto. En realidad, ¿qué si no es bloguear?

Voy a hacer una lista, para ser más conciso, más esquemático e ir al grano, que no a la paja.

  • Madrugar. Importante acostarse pronto, que si no es un horror de legañas, somnolencia y peces boqueando ante la carencia de oxígeno disuelto que llevarse a las branquias.
  • Insistir. Como bien dicen los chic@s del Club, esto es como un deporte, similar a ir a la piscina clmatizada a diario. Hay días en los que no te apetecerá una mierda, pero ponete a ello, como un entrenamiento, fijate unas rutinas... La idea romántica de las musas y la inspiración, del vaso de whisky y los paraísos artificiales está demodé, al menos entre los aspirantes a contadores de historias, quizás los más líricos, los poetas...
  • Argentina. De siempre me ha flipado casi todo lo que nos llega de allí en el ámbito cultural, aclaro. Las pelis de Darín, Peretti, Martín (hache). Algunos escritores como Borges, me dan un poco de susto. Pero fui descubriendo, de a poco, pole pole, a Casciari (y su revolución editorial), Mariana EnriquezMairal, Piglia, Cortazar... En realidad me interesa todo lo que tenga que ver con el idioma y me encanta cuando se utiliza de formas diferentes. Igual esto es un poco aldeano o paleto, si se quiere, pero me resulta que un texto está realmente copado cuando está bien escrito y a la vez, me atrae por lo exótico, supongo, no sé explicarlo mejor ahora mismo, - cuando viene de argentina, pero también de  Uruguay (Benedetti), México (Rulfo), Colombia, Ecuador (Fernanda Ampuero), Venezuela, las islas caribeñas, con especial mención a Cuba (Silvio), en fin, hasta las Canarias, si me apuras. Y como tengo tanto margen, margen de mejora me gusta decir, lo disfruto tanto. 
  • Comunicar. Pese a mi timidez y mi vergonzosa vergüenza, me encanta comunicarme, compartir, aprender... Y a aprender - no nos vamosa engañar -  se aprende aprendiendo, es decir, copiando, imitando. El niño asimila lo que ve (oye, toca, huele, creo que es algo sensorial) en su casa, en el cole, en el parque y luego lo va procesando.
  • Aprender y/o aprehender. Ya lo mencioné antes, pero merece su propio ítem.
  • Colaborar, tambien apareció ya, pero digo lo mismo, necesita su espacio propio.
  • Disfrutar, con el texto acabado, el "producto", pero también con el proceso, con el inicio, hasta con el pánico al abismo o a la hoja en blanco.
  • Autoconocimiento. este lo dejo así, sin desarrollar, porque da para varias entradas.
  • Respirar y ser respirado. Aquí me pongo medio místico, capaz que escriba algo sobre eso también, sin ir más lejos ayer lo hice.
  • Las redes sociales y usarlas de forma lúdica pero también para difundir mis mierdas. Me suena muy dura esta expresión, pero se usa habitualmente y quería probar.
  • Corregir. que es algo como muy analítico y sorprendentemente, muy placentero. He aprendido que no hay que hacer las dos cosas a la vez. Primero crear y después analizar y retocar… Si se dejan pasar unos días entre tanto, mucho mejor. Es un poco como el chiste de los rolex.


Empezaba mencionando a mi mamá y creo que voy a terminar igual. De ella he aprendido muchas cosas, como es natural, por otra parte. Entre ellas algo de disciplina, ese "no importa el tiempo que tardes, lo que se ve al final, es el resultado" y mil cosas más. A intentar ser honrado, honesto, educado, humilde (y esto ya es cosas mía, "un poco loco" que cantaba el primer Javier Alvarez.

Ella no creo que haga listas, pero se le daría genial, porque perdonen el juego de palabras tan precario, tan malo, es tan lista, que se pasa de Diego de León. Esto es un chiste horrible que solo entenderán l@s madrileñ@s y no tod@s ;-)

Por cierto me he propuesto leerme El mundo de sofía, que es un tomo de casi seiscientas páginas, en papel claro. Lo compré ayer, por dos euros, de segunda o tercera mano, no sé. Era por algo solidario, supongo que una protectora de animales abandonados.



Hay pocas cosas más disfrutonas, que terminar una entrada, un post... Como se suele decir, con sus negritas, sus etiquetas, sus vínculos... Y que te de la sensación de que ha quedado bien, redondo. No me voy andar con falsas modestias. Si algo está bien, no vamos a avergonzarnos, ¿no?


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