Van pasando los días y noto que me cuesta encontrar un momento para pasar por aquí y me resulta curioso porque una de las cosas que más me gustan de este insólito mundo es bloguear, algo tiene que haber en ello cuando lo llevo haciendo desde 2004. Pero hoy, en esta mañana ventosa, preinvernal parece que se han alineado los planetas y se ha hecho un claro entre las obligaciones de la vida, total que aquí estoy tecleando, dando la turra de nuevo, nada más deshacerme de el gorro, los guantes, el palestino, el cortavientos... Como dije antes la mañana estaba tirando a glaciar. Tras dejar a la enana en el cole, hemos ido dando un paseo a la plaza para hacer unas gestiones y como de camino esta la librería me he atrevido a entrar. Digo atrevido, y redundo además en el participio, para enfatizar mi absurdo temor a comprobar si se habían vendido algunos ejemplares de Pinceladas . A veces, nos ponemos en lo peor y me daba vergüenza pasar y preguntar al librero. Algo absurdo porque es un ti...
Tengo la sensación de que siempre he andado trasteando con esto de los blogs . En el anterior publiqué esta pequeña historia, allá por el 2013, que me da muy buen rollo y me ha dado por rescatarla aquí. Sólo corrijo alguna coma y algunas erratas, aunque ahora cambiaría bastantes cosas. Imagen de autoría desconocida. Al fin llegó la tarde del viernes, la vida estaba fuera de aquel instituto, que parecía encerrado en si mismo. Estaba fuera y estaba muy viva. Solo había que esperar a que cayese la noche o cayese el sol según se mire. El ritual era recurrente, comenzaba en el suburbano. Por los intestinos de la ciudad Tomás podía observar un catálogo de seres variopintos, la mayoría se desplazaban con el mismo propósito pero con distinta estética, distinta actitud. Le encantaba este momento, a cada grupito o a los que como él iban solos les asignaba una zona de marcha. Estas niñas tan bien vestiditas y tan tontitas a Bilbao, estas otras también muy arregladitas pero con un toque alternati...