Has dormido fatal, te plantas las gafas de sol y sales a la calle como un zombi, sin pensarlo demasiado. Hay que trabajar. Te saludan, “hola, ¿qué tal estas?” “Bien” respondes y sigues con lo tuyo. ¿Por qué no decir la verdad? Porque no decir que has pasado una noche de mierda, que te duele todo el cuerpo y que no sabes como vas a terminar el día. Nos cuesta tanto ser sinceros, mostrar nuestras debilidades, sufrimos una especie de imposición social a través de la cual, parece que siempre hay que estar bien y que no se nos permite estar mal. Siempre tenemos que estar alegres y sonrientes o al menos aparentarlo, en las redes sociales todo esto se amplifica, salvo honrosas excepciones, Instagram es un catálogo de felicidad vacía, de falso éxito, de pavos reales desplegando todos sus encantos. Se me ocurre que en estos tiempos en lo que todo se compra y se vende, más que comunicarnos, muchas veces, nos vendemos. Dicen que los amigos son aquellos que te preguntan “¿qué tal estás?” y es...
CRIATURAS (Completo)(1) Eran criaturas de hábitos crepusculares. (2) Con las luces del alba, saltaban entre los charcos de la tormenta y siempre era el primer día de colegio. (3) Por la tarde, salían de su guarida cuando la gran cara amarilla se empezaba a ocultar tras el cerro. Hacían recuento de escarabajos. Recogían flores y piedras. (y 4) Ya avanzada la noche se dejaban caer todos juntos, en manada, en el jergón. Roncaban en armonía hasta el siguiente amanecer. ———————————— *Versión integra del microrrelato Criaturas originalmente aparecido en cuatro breves publicaciones en la fanpage Ánimo, valiente (Facebook) en el pasado mes de septiembre. Que como todo lo bueno de esta vida, termina en la cama.
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