Cuánto tiempo sin pasar por aquí, sin bloguear. Curioso lo del tiempo que a veces es como el viento y otras se enreda en los engranajes de los relojes y camina a paso de tortuga. Echaba de menos el escribir sin pretensiones, lo que vaya saliendo, sin tanto corregir, porque cuando tienes intención de publicar lo que escribes, mejor dicho, que alguien te haga caso, lease una editorial, un concurso o una revista literaria, la cosa se complica y hay que temner mucha paciencia. El tiempo, volvemos a lo mismo se vuelve una masa viscosa como en aquellos relojes de Dalí, de La persistencia de la memoria . Más que de memoria, de la que no voy muy sobrado, lo que yo vengo a constatar es la paciencia , la que hay que tener cuando eres un don nadie y quieres gritarle al mundo que escribes y que no lo haces demasiado mal, modestia aparte. Acaba uno mirando el correo varias veces al día y nada, no hay más que promociones y demás mierdas. Los plazos de los cuncursos son interminables, las respuesta
Imitar el producto terminado es un error, lo aprendí anteayer, ahora que la vida fluye pongo menos comas y esto es un punto y aparte. Rimo, o lo intento, y volteo la cabeza, creo ver su recia figura, Javier Ibarra me toca el hombro y dice:
—Persigue tu sueño, no seas flojo. Quisiera que mi voz fuera tan fuerte que a veces retumbará en la montaña...
—¿!Como!?
—Tonterías, no digo más que tonterías, ni caso. Mira dentro de ti y... ama, ama y ensancha el alma.
—¿!Como!?
—Tonterías, no digo más que tonterías, ni caso. Mira dentro de ti y... ama, ama y ensancha el alma.
En La Resistencia me sorprendió. Es un tipo normal, no le reconocía, no era Kase O, era Javier Ibarra Ramos, como dice la Wikipedia, un tipo de mi generación con algo de acento maño. Meses después se pasó por El Sentido de la Birra y se cascó unos cuantos Ballantines con Coca-Cola (o algo similar.) Busque en Spotify y encontré sus divertimentos que saltaron a mi playlist del tirón. Comprobé que a los raperos, a los buenos raperos, les tira el ego trip, pero resulta que son personas normales, incluso vulgares cuando se bajan del escenario, tanto que hasta se deprimen o rezan. Todos tenemos miserias y algunas grandezas, como él que se atreve a cantar en Mazas y Catapultas con Rozalén. A cantar bien digo, porque ahí no rapea y no pierde el flow que parece que estas escuchando otra cosa, como bien dice Ricardo en lo de la birra.
En Basureta transita el abismo con elegancia, y no es algo sencillo, que atravesó cuando ya era el rey del rap. Busco en la letra algún fragmento que cortar y pegar y es tan difícil escoger.
"Si tan sólo hubiera tenido la oportunidad se habría ido
Pero se quedó a mi lado, no lo olvido
Yo deliraba deprimido todo el día
Y aun así ella me miraba con todo el amor que podía..."
Basureta. Kase O
Mientras tecleo suena Castillos de Clicks y me siento agradecido, como Ibarra cuando se abre como una flor. Es lo mejor y lo peor que tenemos. Mazas y catapultas.
Hay rimas que duelen,
que cortan como cristales,
Hay canciones que mienten
que duermen en hospitales.
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