El pasado mes de octubre ha sido, para mi, una etapa muy fructífera en cuanto a lo de escribir. Días de recoger lo sembrado como en una vendimia tardía. También, no lo voy a negar, ha habido alguna desilusión, pero el cómputo global ha sido más que positivo y todavía quedan algunas cositas por concretar. Por poner solo un par de ejemplos, La sabiduría de los líquenes ha sido publicado en el número de octubre de la revista chilena Entre paréntesis y El licántropo ha hecho lo propio en Huellas de tinta . También gané unos libritos muy chulos de la Editorial Almadía en una dinámica veraniega con otro microrrelato y ya digo que hay bastantes cosas pendientes.
Hermanos separados por fronteras que separan el fuego del humo.
Hermanos perdidos en batallas perdidas. Se matan entre ellos, ayer fue en Bosnia hoy en Ucrania.
Hermanos que mueren, que se matan, que saltan por los aires. Guerras televisadas o guerras olvidadas.
Brothers in arms, perdidos en batallas donde siempre ganan los mismos…
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